lunes, 24 de julio de 2017

Kuzu no honkai: el desenfreno del amor adolescente.

Hola! Les cuento que este fin de semana que pasó ya di el paso definitivo en cuanto a retomar el visionado de dramas, sana costumbre que por razones de fuerza mayor (falta de tiempo) tuve que dejar a un lado casi toda esta primera parte del año. Así, vi el segundo capítulo de un drama coreano terminado hace poco tiempo, Fight my way. Pedí recomendaciones por aquí y por allá, y hubo un relativo consenso en que este drama es de lo mejor de la temporada que pasó, así que ya vistos los 2 primeros capítulos, me dejó contenta y enganchada así que seguiré viéndolo. Por otra parte, vi el capítulo 2 de un drama japonés también emitido este año, y terminado hace algunas semanas, se trata de Boku, unmei no hito desu, comedia romántica que supe debía ver en cuanto se conocieron sus protagonistas: Yamashita Tomohisa y Kamenashi Kazuya, ambos juntos en el mismo drama, un sueño!. La verdad no es tan adictivo como otras comedias románticas que cada uno ha tenido por separado, pero si está lo suficientemente entretenido como para continuar viéndolo.

Y bueno, además de estos nuevos dramas, recordé que dejé a medio terminar unos cuantos dramas: Voice, que lo dejé por el capítulo 13 creo; Tomorrow with you, abandonado por el 10; y Kuzu no honkai, el melodrama adolescente abandonado por el capítulo 8 de 12. Y como estaba con ganas de terminar lo que quedó a medias, me decidí por Kuzu no honkai y terminé de ver los capítulos que me faltaban ayer. Recordarán que en su momento di mis primeras impresiones de esta adaptación del manga del mismo nombre, y les comentaba sobre lo sorprendida que estaba al ver en un drama japonés más atrevimiento del usual, tanto en los diálogos como en los personajes. Sigo pensando así? Ahora les cuento.
Reseña: Yasuraoka Hanabi (Yoshimoto Miyu) y Awaya Mugi (Sakurada Dori) son jóvenes de unos 17 años, ambos estudiantes de la misma escuela, aunque sin intereses en común que los acerque. Sin embargo, algo comparten: cada uno de ellos se encuentra enamorado en secreto hacia su maestro ella, y hacia la profesora de música él, sin haber confesado nunca sus sentimientos. Cuando se dan cuenta que ambos tienen un amor imposible, comienzan a salir para llenar el vacío que tienen, dando la apariencia de pareja perfecta, pero ocultando el pacto al que han llegado, basado en 3 condiciones: no deben enamorarse el uno del otro, romperán en cuanto cualquiera de ellos tenga éxito con su interés amoroso real, y ambos cumplirán los deseos físicos que tengan (¡!). En resumidas cuentas, cada uno será el sustituto del interés amoroso real del otro. Pero los sentimientos no siempre obedecen a lo planificado, y nuestros jóvenes protagonistas se enfrentarán a ello con solo las herramientas que su juventud les ha dado.

Opinión Personal: Dos cosas llamaron poderosamente mi atención cuando comencé a ver este drama: primero, el desparpajo con el que se habla de sexo y muestra (aunque en parte) escenas de contenido sexual o indiciarias de ello; y en segundo lugar, lo profundamente melodramática que es la existencia de nuestros protagonistas. Sobre lo primero, no quiero ahondar mucho, pues no es per sé una razón que agregue o quite valor a una historia a mi parecer. Más allá de ser llamativo el hecho que en un mismo drama se reúnan una serie de tabúes o al menos temas controversiales, como lo son relación amorosa profesora-alumno; relaciones sexuales en jóvenes; relación amorosa chica-chica;  siento que es más bien una debilidad el hecho que el desarrollo de los personajes estuviera tan orientado y condicionado por esa manifestación de su humanidad.

En cuanto a lo profundamente melodramático de la existencia de los protagonistas, creo que se explica porque es el tono que le quiso dar el autor del manga a la historia desde el principio: Hanabi y Mugi son dos jóvenes en plena juventud, experimentando por primera vez sentimientos tan poderosos como el amor (o enamoramiento), la atracción física, y los sentimientos que asociados a ese sentimiento tan avasallador se manifiesta en ellos: la necesidad de posesión del ser amado, pero al mismo tiempo, la rabia y frustración ante la indiferencia de sus objetos amorosos, el dolor de sentirse ignorados primero, rechazados eventualmente. Creo que esa existencia melodramática de la que hablaba al principio se explica por esa pasión, arrojo e impulsividad con que nuestros jóvenes protagonistas enfrentan esta etapa de sus vidas. Nosotros, como espectadores, sabemos que sólo son sus hormonas, que sólo es un enamoramiento pasajero, pero para ellos es el todo, la razón de su existencia y el impulso de su actuar. Si el drama no tomara demasiado en serio esta actitud, habría sido incluso tierno ver la seriedad y sentido de la tragedia con que los protagonistas lidian con su conflicto amoroso, pero ese melodramatismo llevado al extrema se vuelve absurdo en cierto punto, hasta ser evidente lo inverosímil de ciertos diálogos, comportamiento y personajes.

En Kuzu no honkai no hay héroes blancos e inmaculados, ni villanos: cada uno de los personajes principales tiene sus propios demonios, y se enfrenta a ellos de distinta forma. Pero hay algo sí que los une a todos: el sentirse incomprendidos por sus semejantes, solitarios en un mundo vano y superficial, necesitados de afecto para evitar la desolación. Les suena a algo esto? Lo emo, cómo olvidarlo.  Y aquí inserto algunas frases que me parecieron notables:
¿Por qué el amor no correspondido te hace sentir tan vacía por dentro?
Si de verdad quieres cambiar a alguien, primero debes cambiarte a ti mismo, no? Si la persona que amo estuviera conmigo, estoy seguro que podría cambiar. Y si las personas pueden cambiar es siempre por esa persona destinada que no puede ser sustituida.
Dicen que tu primer amor nunca se hace realidad.

Lo bueno? Kuzu no honkai es un drama que resulta satisfactorio, pese a como dije antes, ese afán de atribuirle gravedad excesiva a la existencia de los protagonistas. Es interesante ver algo muy distinto a lo que estamos habituados en los dramas adolescentes, los dos personajes principales son muy interesantes aunque algo básicos, y los giros argumentales hacen que la atención se mantenga todo el tiempo.  
Lo malo? La gravedad excesiva en el desarrollo de la historia, lo inverosímil de algunos personajes, lo básicos que resultan otros tantos (el profesor, sin ir más lejos).

Lo recomiendo a quien busque algo liviano, pues son sólo 12 capítulos de unos 20 minutos cada uno. Sé que el animé se emitió al mismo tiempo que el dorama, alguien lo vio? Cuéntennos a ver si logramos establecer alguna comparación. Cariños!!

viernes, 21 de julio de 2017

Recomendando libros: Un día en la vida de Ivan Denisovitch.


Hola! Cómo va la vida? Espero que estén teniendo días tranquilos y bueno, ya es viernes así que aún cuando no sea así, todo mejora ad portas del fin de semana. Tal como anticipé en la entrada de la semana pasada, hoy continuaré recomendando otra de mis últimas lecturas, a ver si se motivan con ella, pues tal vez como yo, la había rehuído por mucho tiempo sin razón concreta más allá de sonar demasiado “sombría”. Estoy hablando de Un día en la vida de Ivan Denisovitch, del Premio Nobel de Literatura soviético Alexandr Solzhenitsyn, libro que además de ser ya considerado un clásico del siglo XX, es una obra tremendamente valiosa en cuanto retrata tal vez la forma de vida más dura que hubo durante el régimen soviético: la de los condenados políticos en los campos de trabajo forzado en los agrestes territorios de la entonces Unión Soviética. La verdad, pese a que soy una amante de la literatura rusa, mi devoción hacia los clásicos me había impedido hasta ahora incursionar en obras de autores más contemporáneos. Es decir, tal vez no contemporáneos a nosotros en cuanto individuos, pero si en cuanto a la proximidad del tiempo a gran escala: obviamente los acontecimientos del siglo XX nos resultan más cercanos que los de siglos anteriores, de la Rusia zarista, por ejemplo.

jueves, 13 de julio de 2017

Recomendando libros: Estío, de Edith Wharton.

Hola! Luego de un (nuevamente) prolongado tiempo de silencio, hoy traigo una nueva publicación, signo de que este espacio aún se resiste a morir, pese a que en lo que va de año el “aporte” se ha reducido a ocho escuálidas entradas. Debo confesar, con una mezcla de tristeza, culpa y vergüenza, que escribo estas líneas no tanto porque me sienta con la seguridad de recomendar algo, sino más bien para tratar yo misma de darme ánimo y volver a mantener activo este espacio, que me entretiene y relaja, y permite expresar con libertad los desvaríos que libros, series y películas tan frecuentemente provocan, en mi y en muchos de quienes me leen, como estoy segura. No tengo justificación a la inconstante presencia que he tenido en el blog este año, más que el tiempo parece avanzar cada vez más rápido y ser a la vez más escaso. Estoy segura que esto es una simple percepción humana que se acentúa con los años, pero resulta curioso y lamentable que adquiera visos de realidad. En fin, esta falta de tiempo (o percepción de, para ser más exacta) ha hecho que prácticamente abandone una de mis mayores entretenciones en años anteriores: ver dramas. En serio, sólo he visto uno completo este año, el drama japonés que fue precisamente la última reseña en el blog. Los extraño? No tanto, he visto e interesado ampliamente por Netflix, y creo que necesitaba un tiempo para sacudirme de tanta ficción con clichés que abunda en dramalandia. A cambio, he tratado de ser más constante en la lectura. No he leído mucho, pero lo que he leído me ha dejado muy conforme.

Recuento de mis películas vistas el 2019

Hola, buen día! Hoy traigo una entrada de esas que, en lo persona, más disfruto leer en blogs o cuentas de instagram, o de ver en yout...